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Resulta conveniente además anotar para consulta, siempre que sea necesario las horas y alturas de mareas, sin duda la duración del día, hora de salida y puesta del sol,
periodo de oscuridad y cualquier otro dato de utilidad referente a los puertos o puerto a los que va a ingresar.
Finalmente, habiendo elegidos los lugares mas indicados para recalar y trazado la derrota deseada, podremos obtener la distancia a recorrer,
midiéndola siempre en las cartas más particulares que tengamos disponibles. Aquí debemos distinguir nuevamente entre embarcaciones a motor y a vela. Ambas se verán influidas por las condiciones meteorológicas
reinantes el día de la zarpada. Las primeras porque durante la navegación real quizás tengan que colocar un aproamiento distinto del rumbo para enfrentar mejor las condiciones de mar y además los consumos se
modificaran con las mismas. Las de vela deberán ver como, siguiendo el rumbo base establecido en la derrota, trazan sus bordos acorde al viento relativo existente. No obstante, a esta altura tendremos ya una idea
bastante elaborada de cuanto podría llevarnos la travesía en el mejor o peor de los casos y a que hora deberíamos zarpar.
Por supuesto que la aproximación al puerto de llegada debe quedar claramente trazada en el cuarterón correspondiente, señalando claramente respecto a
que accidentes del terreno se efectuaran los cambios de rumbo y seguros de que los mismos están libres de peligro. Estos puntos a esta altura ya deberían estar identificados y cargados en el GPS. No olvidemos que en
esta etapa de la navegación la escala de la carta es generalmente grande y los tiempos pasan deprisa. Registrar en la carta cuando comunicar a la Estación de Control sobre la aproximación y por que frecuencia.
También es importante dedicarle energías a esta altura a la elección de fondeaderos y puertos de alternativa durante la travesía. Estos deben ser
estudiados con la misma atención que los puertos de zarpada y arribada.
Si bien nuestro estudio ya esta prácticamente terminado, es la oportunidad para reunir a aquellos que nos acompañarán en la travesía y compartir con
ellos, copa mediante, en que aventura estaremos embarcados. Nunca podremos estar seguros de que nada desagradable pase en el mar (un tripulante al agua, un accidente que involucre justo a quien trazo la derrota,
etc) y aun así queremos que nuestra embarcación, conducida por alguien, arribe a puerto seguro. De esta forma todo el mundo abordo sabrá que esta pasando y cuales son los planes.
Nuestro plan ya esta terminado; solo nos resta hacernos a la mar y en este medio que nos es ajeno, conducir nuestra embarcación como la naturaleza nos
permita y con la mayor seguridad.
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